Presentación del curso
Libertad de expresión hoy: entre el liberalismo económico y el populismo paternalista
Reflexionar sobre la forma en que entendemos la libertad de expresión en una sociedad democrática nos obliga a tomar posición respecto del lugar que debe tener el pueblo en ella. Esa pregunta subyace las discusiones que en los últimos años han tenido lugar en América Latina en torno a la forma en que entendemos un derecho fundamental para una comunidad que aspira al autogobierno colectivo.
El derecho a la libertad de pensamiento y de expresión es —junto a otros como el derecho de reunión, de petición y asociación— un derecho instrumental sin el cual las instituciones democráticas no podrían funcionar como se supone que deben hacerlo. Pero llevar ese postulado normativo a la práctica ha demostrado ser sumamente difícil: desde siempre hemos visto cómo miradas radicalmente diferentes se disputan el significado de un derecho esencialmente ambiguo que nos interpela no sólo acerca del rol del pueblo, sino también acerca del rol del Estado y de los actores comunitarios y privados en la configuración del ecosistema comunicacional que exige una comunidad democrática.
Estos problemas se expresan en la tensión existente entre visiones diferentes que podemos simplificar de la siguiente manera: por un lado, un liberalismo económico que descansa sobre una equivocada idea de laissez-faire que con pretensiones de neutralidad sostiene un status quo que consagra intolerables desigualdades; por el otro, un populismo paternalista que destrata al pueblo que dice defender y acapara para el poder más espacios del ecosistema comunicacional. Entre ambas posiciones hay mucho espacio de deliberación, acuerdos y desacuerdos democráticos. Entre ambas posiciones se ubican, también, los ciertamente perfectibles estándares interamericanos en materia de de derechos humanos que consagran una doble dimensión —individual y social— del derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Conciliar ambas dimensiones es un desafío mayúsculo por dos razones. En primer lugar, por la fuerza gravitacional que ejercen las miradas parciales que tienden a privilegiar, de manera injustificada, a una sobre la otra. En segundo lugar, porque en ese ejercicio de conciliación no podemos olvidar que todo intento por afectar un ecosistema comunicacional supone una disputa por reconfigurar la forma en que el poder se distribuye en una sociedad. Y que no toda reconfiguración del poder es un paso hacia más y mejor democracia.
En este curso proponemos estudiar los múltiples desafíos que el ejercicio de la libertad de expresión supone en una democracia teniendo en cuenta las tensiones señaladas en los párrafos anteriores. Ello permitirá una reflexión orientada al contexto argentino y latinoamericano. Ello nos permitirá evaluar diversas cuestiones prestando especial atención a cómo distintos gobiernos de la región y el sistema interamericano proponen lidiar con los desafíos implícitos en el ejercicio de este derecho.